viernes, 21 de febrero de 2025

Ahora, la oscuridad

 Ahora, la oscuridad

El cadáver yacía

esparcido por el viento.

Miríadas de luciérnaga

impregnando cada superficie,

desapercibidas

entre el hollar de millones.

 

Ni siquiera cuando reventó

hubo alguien

que presenciara

su nimia explosión de luz.

 

¿Qué titilar fue su vida minúscula?

¿Qué la hizo estallar cual ínfima supernova?

¿Fue la rabia? ¿Fue el odio?

¿Los anhelos insatisfechos, tal vez?

¿Fue todo lo que le ardía dentro

que jamás pudo compartir?

¿Fue la soledad lo que le quemaba

tan fuerte

tan fuerte

tan desoladoramente

que le explotaron

las diminutas entrañas?

 

Élitros para volar

y un destello en el vientre

para escindir la penumbra.

 

¿Qué más podría necesitar?

 

El misterio no fue tal para nadie.

Nunca hubo quien.

Solo el silencio.

 

Y ahora,

la oscuridad.