Ilustración de Daria Doroshchuk |
La convalecencia del corazón
Y a la tercera semana,
el cuerpo enfermó,
mas el corazón renació.
Tiernos brotes de esperanza
se abrieron paso en su superficie
magullada
y saludaron tímidamente
al primer sol de la primavera.
Ya pasó lo peor, corazón.
Sólo un poco más de reposo
y, cuando el cuerpo se haya curado,
volverás a alzarte del campo de la derrota
con una nueva marca en tu piel
para ofrecerte de nuevo al mundo,
flamante e imperfecto como eres,
sin dejar que los temores te arredren,
ni las sombras del pasado te atrapen.
Regresarás a la vida,
soñador innato,
sensible y doliente,
recién cicatrizado.
Ya pasó lo peor, corazón.
Tu medicina son el tiempo y
el sosiego.
Permítete tanto como necesites
de ambos.
Sanarás.
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