Huesos Huecos; Alas de Pájaro
Huesos
huecos.
Alas
de pájaro.
De
la distancia que fenece
sutilmente
con el tiempo,
ella
sabe mucho.
Lo
sabe, en el interior de sus huesos vacíos,
y
en su conciencia surcada por el vuelo.
Tiene
alas de pájaro,
sobrecarga
de renuncias,
y
pequeño corazón acongojado.
Ella
está sola.
Siempre
lo ha estado.
Compartiendo
su vida
con
la eficiente gravedad
de
los humanos.
Huesos
huecos.
Alas
de pájaro.
Siempre
quiso romper a volar triunfalmente,
corriendo
y dejándose caer desde lo imposible del acantilado,
y,
al final, lo único que se rompió
fueron
sus propias alas,
atrofiadas
de desilusiones y de espanto.
Huesos
huecos.
Alas
de pájaro.
Ella
sobrevive en un entorno hostil a base de obstinación,
lúdicas
quimeras que juegan aéreas en paisajes de encanto,
y
emplumados dragones de cuento robados,
uno
por uno, de las antiguas historias
que
ya nadie recuerda,
pero
que un día se narraron.
A
duras penas sobrevive, esclava
y aplastada
bajo el peso de cadenas de óxido
y
de ocre diligencia obligada,
que
sus frágiles huesos de paloma no aguantan.
Huesos
huecos.
Alas
de pájaro.
Ama
por encima de todo la suavidad y la quietud
del
color malva del cielo en los anocheceres de verano,
y así,
malvas como tales crepúsculos,
son
también las comisuras de sus afilados ojos,
al
igual que las serenas curvas de sus labios apagados.
Cuando
duerme y sueña,
su
mirada de pequeña rapaz norteña
se
sublima de vastísimos cielos imaginarios
que
jamás vio, pues ya ni uno sólo queda.
Ofrécele entonces un límpido celeste,
y
ella te regalará el canto dulce
de
la aurora que se cierne por Poniente.
Cuando
no duerme, y su espíritu anhela,
su
frágil pecho de leal golondrina
se
ensancha con los traviesos vientos del Levante,
con
las estelas vivaces que producen corrientes,
y
hacen volar en torbellinos arena, hojas, aves,
y
corazones peregrinos desatados al fin de sus cordeles.
Huesos
huecos.
Alas
de pájaro.
¿Es
de la vida la insensibilidad
que
sus plumas zahiere;
o
es a la calamidad del hombre
a
lo que su plumaje devastado se debe?
Plumas
raquíticas
en
alas arruinadas.
Por
mucho que quisiera abrir sus alas
salvajemente al viento,
salvajemente al viento,
jamás
podrían éstas desplegarse
y soportar su ligereza condenada.
y soportar su ligereza condenada.
Huesos
huecos.
Alas
de pájaro.
Ella
aprendió de las personas su lenguaje,
estudió
y comprendió sus dolorosas palabras,
y
sin embargo, por más que hablase con sus lenguas,
jamás
consiguió con ellas tocar ni una siquiera de sus almas.
Se
desesperaba, ella, que convivía con los humanos,
única
en su condición, atrapada en sus existencias ajetreadas.
Se
mutilaba, ella, apresada irremediablemente a la tierra,
todo
su ser más famélico de cielos abiertos que de ojos hermanos.
Nadie
volaba en el mundo de la gente.
Nadie
le cantaba a la poesía del Sol naciente en la madrugada.
Nadie
se detenía a escuchar sus graznidos de soledad,
más
piadosa ésta a cada Luna que menguaba.
Huesos
huecos.
Alas
de pájaro.
Ella
está sola.
Siempre
lo ha estado.
Contemplando
el firmamento
rociado
de titilantes estrellas,
que
jamás será la morada de su hado.
Huesos
huecos.
Alas
de pájaro.
Cuerpo
de mujer.
Corazón
constelado.
Ella,
que pudo volar, mas no la dejaron,
vive
en nocivos sueños terrenos,
truncadas
sus alas por el ardid humano.
Me encanta este poema. <3
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