lunes, 24 de marzo de 2014

Tempus

Reloj Astronómico de Praga - Imagen de mi propiedad


Tempus


<<El tiempo se escapa.>>,

me dices, con urgencia disparatada.

Eres tan ingenuo,

y tu sonrisa tan clara.

<<¿Eso crees?>>,

inquiero, con la calma más templada.



Yo lo sé,

pero tú sólo bailas.

Al son de las agujas,

al tañido de la campanas,

al vil quebrantar de las horas,

al saludar del sol en la madrugada,

al rielar de la luna en la noche infatuada,

al trasmutar de las estaciones sobre la tierra exhausta.



El tiempo se escapa.



Mas las horas para mí se alargan,

se retuercen,

crepitan y se dilatan.

Mas los segundos para mí convergen,

se solapan,

vuelan y desaparecen.



Las horas son inmortales

como el abismo de miseria que asola

la humanidad entera.



Las horas son eternas

como el corazón que se inmola

en el delirio de desmanes.



Los segundos llueven desde el cielo

para empaparnos en nuestra deshonra.

Los segundos succionan nuestros cuerpos

hasta drenarnos la última gota.



Y sin embargo,

el tiempo…

… no se escapa.

El tiempo…

… no arrebata.

El tiempo…

… no mata.



El tiempo no existe.



Eres tan ingenuo,

y tu mente tan absorta

en cuestiones vanas.

Por eso yo persevero

y destruyo el tiempo

con mis palabras.



¿Quién fue el que me preguntó

si quería participar en tal charada?

¿Quién me pidió permiso

para dejarme enjaulada?



El tiempo nos encarcela

en concepciones

ajenas a la Naturaleza.

Nada empieza, nada acaba.

Son sólo ardides

creados por nuestra conciencia

primigenia,

y corrompidos por aquellos

que oprimen nuestras cadenas.



Yo trasciendo el tiempo,

y tu sonrisa es tan clara.

¿Envejecemos, pues?

¿No será acaso que mudamos de tez?



¿Cómo hacerte comprender

que vivimos en un mundo

tiranizado por el tiempo,

que nos hace olvidar

 que el destino es sólo nuestro?



¿Cómo hacerte comprender

que este es un universo

en el que el tiempo vale oro,

y nada nuestros sentimientos?



Yo destruyo el tiempo

con mis palabras.



Pero tú bailas,

y tu sonrisa es tan clara

que me hace desear

acompañarte,

dejarme llevar

por ti

al compás que ellos marcan,

al ritmo de quienes danzan.



El tiempo no existe.

Pero tú bailas,
y tu sonrisa es tan clara...