viernes, 25 de diciembre de 2020

Magia extinta


Magia extinta

Me ha crecido un bosque de zarzas

en las costillas,

que estrangula mi corazón

y trepa por el interior de mi garganta

nublando el sonido de mi voz.

 

Por eso, parece que callo cuando hablo.

Y hablo más cuanto más callo.

Sin embargo, hay que saber de abismos

y de embrujos para notarlo.

Que no todos saben.

Que casi nadie sabe.

 

Yo aún no te conozco.

 

Entre la razón y la pasión se abre un espacio

inmaculado que es el baluarte de mi dicha.

Llámalo espejismo, llámalo ilusión,

entelequia, delirio, o ensueño.

Llámalo como tú quieras,

que yo lo llamaré Fantasía.

 

Tú, que vives de espaldas a las quimeras,

que te contentas con la realidad a secas,

sin lenitivos, sin arabescos, y sin poemas,

¿no echas nunca en falta el chispazo

eléctrico que de niño te hacía acostarte

temprano, ojos sellados,

y agitada mente en efervescencia

de sólo imaginarte a unos seres mágicos

depositando regalos al otro lado

de la puerta?

 

¿No echas nunca en falta

el aleteo de la anticipación,

que se avivaba al posarse

en espumillones y luces brillantes

que transformaban tu hogar

en morada de estrellas fugaces?

 

La magia...

Dime, ¿dónde quedó la magia?

 

Tu encogimiento de hombros

me crea un nudo en el filo de la boca.

Me dices: <<Es sólo nostalgia.>>

Yo oigo: <<No es necesaria.>>

 

Tú no concibes otro mundo que este teatro descafeinado,

redundante y tirano,

y a mí, que me crece un bosque de zarzas en las costillas

por tratar de mantener vivo el aliento de lo imposible

y el asombro a las maravillas,

me duele en la raíz de los sueños lo que has abandonado.

 

No existe lustre sobrenatural en tu mirada.

Ya no rozan tus sueños los astros

como los míos.

Ya no hay dragones, ni hechizos, ni guirnaldas.

Ya no hay anhelos de luces brillantes ni de hadas.

No existe en tu vida la llama de lo que no existe.

 

Mas tampoco bosque de zarzas.

 

Así y todo, me duelo por lo que has perdido

y yo tengo.

Lamento en el alma no compartirlo.

 

Adiós a aquello que has olvidado.

Adiós a aquello que da luz a mis días.

 

Infancia perdida.

Magia extinta.

 

 


sábado, 24 de octubre de 2020

sábado, 5 de septiembre de 2020

Pallor


Pallor

Pallor befallen upon thee,

Swaying dwelling, unforeseen.

Reckon the shaft of darkness,

The binding of frozen currents,

Weighing coldly within the abyss.

 

Stolid stone from the Sun forlorn,

Tell me, where is the flaring blaze

Of thine endless feathers, lit aflame?

Is it thou for whom the albatross mourn?

 

Oblivious to the sliver of light

That dims the borders of thy sight,

Unable to move or go beyond,

The Sirens’ abode bound to become.

 

Thou fell from the vaulted skies,

All fire, lightning, and sparks,

Like a fiery and winged star,

Yet your trail was withered

And your airy frame collapsed.

 

Whichever wicked spell they cast on thee,

Thine ethereal body it petrified

As thou but caressed the ocean’s salt,

Turning into heavy stone, then drowned.

 

Amid the vastness of the ocean’s myths,

A strange new body of marbled limbs

Dreams away its airborne days of bliss,

Blending into the legends of the sea.

 

Shall thine alabaster eyes of yore

Ever fathom the wonders of the seaweed,

The mermaids, and the sea creaturesodd no more?

 

Shall thy weighty frame of grace bereft

Ever be discovered by future gazes

Enthralled by thy sorrowful granite hues?

 

Splendid igneous skin thou once hath,

A doleful rock thereafter thy carcass.

Wilt the distant stars ever heed thy silent murmur?

 

Thou art now, nonetheless, a dweller of the

Deep blue sea, no more flames alit,

limpets and barnacles thine oceanic armor.

 

Thou art for everlastingly a sea mystery

Grave and cold amidst the water shadows,

The only glitter that of thy petrous pallor. 
 
 
 

sábado, 28 de marzo de 2020

Marzo .三月

Pétalos desvaídos - Imagen de mi propiedad


Marzo
 
Alzo la vista:
según el calendario,
aún es marzo.

 
三月
 
見上がれば、
変わらぬ暦。
まだ三月。


sábado, 21 de marzo de 2020

A una urraca



A una urraca

Y en mitad de todo este suspense
por  germinar en el capullo a la espera
de no marchitarnos en la crisálida,
tus ojillos inteligentes y vivaces
se posaron en :

Brinco del corazón,
calidez inesperada
y libre
en vuelo
de plumas níveas
y carbón iridiscente,
directo y casual,
a la morada del miedo
y la esperanza.

Tú me despertaste
de este aciago invierno.
Gracias,  urraca.