martes, 24 de mayo de 2016

Ven, Enséñame Tu Belleza




Ven, Enséñame tu Belleza

Ven, enséñame tu belleza
hasta que la luz del día fenezca.

Enséñame tu mirada ancha,
que envuelve el mundo entero,
lo acaricia sin disturbarlo
y lo acepta sin reservas.

Enséñame tus manos sabias,
que cruzan serenas el tiempo,
y me abarcan tierna y entera,
desde la punta traviesa de mis sueños,
hasta la oscura comisura de mis flaquezas.

Ven y enséñame esa larga risa tuya,
torrente sumergido de aguas mágicas,
bálsamo reparador que cierra todas las heridas
y a luminosos amaneceres abre puertas.

Ven, enséñame tu belleza,
hasta que la luz del día fenezca.
Hasta que la luz del día fenezca…
Y entonces…

Que hierva la luna,
que hierva la luna rebosante y plena,
y que derrame su tenue resplandor templado,
y que cubra a todos los seres.
Que cubra la tierra enardecida,
que cubra el dolor de la esencia,
que cubra toda condición.

Pero, sobre todo,
que cubra, genuina y auténtica,
a los amantes arrebatados
que han hecho de esta noche silenciosa
el lecho cómplice de su entrega.

                                                           Ven, enséñame tu belleza.