domingo, 31 de diciembre de 2017

El Núcleo del Silencio



El Núcleo del Silencio
Tiembla como
una hoja
mi cuerpo traicionero.
Vierten palabras
mis labios.
Se me atenaza
el pecho.

Tiritan y se estremecen
estas manos frías, esta columna espiralada,
mi tronco entero.

¿Qué pretende este acto
reflejo?

Incontenible, irrevocable.
No tengo frío.
No tengo miedo.

Hay paz en el cerebro
despierto.

Mas el corazón...
¿Qué cicatrices olvidadas
supuran ahora en el
núcleo del silencio?

Las palabras huyen irrefrenables,
a borbotones escapan
de mi boca.
Se inmolan.

Mas el corazón...
¿Qué melladura inusitada
hiende la médula hasta llegar
al núcleo del silencio?

Tiembla cual
colibrí
mi cuerpo traicionero.
Irremediablemente.
Palabras proscritas
saltan,
defenestrándose,
una tras otra.
Irreprimibles.

Mas el corazón...
¿Qué es lo que ha osado
perturbar la pacífica oscuridad
del núcleo del silencio?


jueves, 14 de diciembre de 2017

Aliento Eléctrico


Aliento Eléctrico

Sentí que acariciabas mi nombre
con tus labios por vez primera.
Sacudida intensa y desesperada
bajando con frenesí de lucero,
y de plumas, y de espadas,
por el trémulo sendero
de fuego y escarcha
que cascabelea
en mis entrañas.

Acariciabas mi nombre con tus labios,
por vez primera.
Luz incandescente.
Secreto irreprimible.
Rendición instantánea.

Yo no sé,
yo ya no sé
A qué lado de qué lejana frontera
desbaratas el tiempo
Y recitas suavemente
Una única palabra.

Mi nombre
entre tus joviales dientes
tiene la consistencia gentil y dorada
del cielo de aurora
tras nubes sedosas y encarnadas.

Mi nombre,
labrado y degustado por tu lengua,
es candente y tierno,
de sublime y misteriosa sustancia.

Mas, ¿y si tan sólo sueño,
bebiendo a bocanadas
la entelequia conjurada?

Yo no sé,
Yo ya no sé.
Pues sentí que acariciabas
mi nombre.
Con tus labios.
Por primera vez.

Y en este momento
sólo existen
una voz que pronuncia,
un corazón que cabalga.

Sólo transcienden
tu aliento eléctrico
y las transidas sílabas de mi cuerpo.