lunes, 11 de enero de 2016

Si Todo Lo Que Soy Ya Ha Sido

Existencia - Imagen de mi propiedad


Si Todo Lo Que Soy Ya Ha Sido



Se preguntó, con creciente angustia: <<Si ya ha habido antes en el mundo alguien que ha sentido todo lo que yo siento, que ha dicho todo lo que yo digo, y que ha pensado todo lo que yo pienso, ¿para qué sirve esta historia? ¿Cuál es la moraleja de este cuento? ¿Por qué repetir incesantemente este sinsentido yerto? ¿O será que, hasta que no encontremos la respuesta, volveremos al mundo, y seremos los mismos (repetidos en bucle, insulsos, en masa, sin orden ni concierto), condenados a hollar el vacío de nuestras ignorantes existencias? Si es que existe alguien que rompa esta vil cadena, yo lo sé, lo sé, yo no soy ésa.>> 

Yo no soy ésa. 

Entonces, ¿qué me queda?


Le quedaba un enorme agujero en el centro del pecho, un agujero por el que le entraban un frío inmenso, una soledad intolerable, un desapego profundo de todo, y amor por nadie. Le quedaba un agujero de negrura y de nada que se iba abriendo y abriendo, cual primorosa rosa de pétalos oleosos, pólvora floreciendo horriblemente en mitad de su cuerpo. Una rosa negra en el centro de su cuerpo; hoyo sangrante a quemarropa. Olor a carne quemada y absoluto desconcierto. Mutilada, presa del pánico, intentaba llenar el orificio a toda costa. Fuera como fuese. De comida. Todo, con tal de no ir desapareciendo. Y de historias. Todas, con tal de no acordarse de la suya propia, con tal de no recordar que debía seguir existiendo, aunque no fuese más que un doloroso boquete de infinita pérdida, aunque no fuese más que una oquedad turbadora de zozobra y preguntas errando por el universo, y nada más que eso.

Dile tú, ¿conoces el sentido de esta historia?

-Fin-