domingo, 18 de mayo de 2014

La Sombra

¡Hola a todos! Hoy os traigo un nuevo poema que compuse escuchando la canción 'Hello' de Evanescence, por lo que os la recomiendo como tema de fondo mientras lo leéis. Espero que os guste.



La Sombra

La Sombra vaga envuelta
en caos de desconcierto,
remolinos de confusión,
noches purpúreas a tientas
y carencia de paz serena.

La Sombra deambula siempre agazapada,
su silueta indefinida eternamente a rastras,
y su manto de sempiterna oscuridad
entorpeciendo su lento avance en las cloacas.

La Sombra regresa a la Tierra de la que un día emergió,
sus angostos callejones de elevados muros
enclaustrando los escurridizos sueños ilusos
que antaño escaparon traviesos por el pesar oscuro
de la pregunta de por qué, ilusa, entregarse al Aire ansió.

Su recorrer es desacompasado
e incesante, incesante
cual resonar lejano
de cadenas culpables
apresando al inocente callado.

Su penumbra se torna translúcida
al contacto del agua y el légamo
que alimenta sus tinieblas pútridas,
asfixiadas en el sumidero del dédalo.

Pero en lo más hondo del albañal,
la Sombra detiene su penosa marcha:
el canal se divide en dos, tres, seis,
y una rata juega con las aguas
enturbiadas, hediondas,
estancadas. Una rata
corretea en un fangal,
inconsciente de la inmundicia
pestilente que la acompaña.

Y fue allí, en lo más hondo del albañal,
donde un trémulo rayo de luna
halló una rata
y, junto a ella, descubrió,
maravillado,
una hermosa sombra paralizada.

La imagen reflejada en la corriente
impura se torna repentinamente
en argénteo paisaje lucífero
pintado por la mano maestra
del lejano y lunar rielar desconocido.

La Sombra doliente vuelve la vista atrás.
Ya no puede recordar de dónde viene,
y ha olvidado adónde va.
La Sombra perdida llora amargamente
al no poder hallar su lugar.

Gotas de tiniebla
para las tinieblas.
Gotas de oscuridad
para la oscuridad.
Lágrimas sin destino,
disipadas
en el mugriento canal.

La sombra desesperanzada
trata de fundirse en la oscuridad,
pero es dulcemente rechazada.
La sombra marchitada
trata de inmolarse en la luz,
mas tal es su hado y su cruz
 que le es arrebatada tal voluntad.

Por un silente alarido,
su garganta desgarrada
muere entre delirios.
Y sus labios de penumbra,
a la negrura sacrificados,
permanecen y permanecerán
por siempre
al corazón sellados.

La parda rata en la cloaca sigue jugando,
mientras la desdichada Sombra
se deja encarcelar por su propio
hábito, aborrecido y mancillado.

La Luna desea acariciar sus contornos difuminados,
mas la Sombra se halla en otro reino deshonrado,
espurio y para ella vedado.
La Luna desea compartir sus anhelos difamados,
mas la Sombra es frágil, y la Luna
tiene miedo a hacer desaparecer su manto adorado.

Y así, la Sombra postrada,
ajena al rayo de plata,
que la sigue y seguirá
adondequiera que vaya,
vivirá ciega, sorda y muda,
por siempre,
en la eterna parálisis de la duda.