miércoles, 28 de septiembre de 2016

Son Puñales Sus Ojos



 Son Puñales Sus Ojos

<<Son puñales sus ojos

y de acero taimado sus mejillas.

Son sus labios glaciares en rojo,

y de afilado despunte su barbilla.



Cual mar de hirsuta maleza

de inflorescencia aberrada

se extienden sus rizos sinuosos,

pasto triste de espigas corcovadas.



No es del Cielo la culpa

de su semblante angosto,

albergue en ayunas

 de crueles rastrojos,

ni de la desmañada presencia

de sus manos de ramas en despojos.


No es del Cielo la culpa

de la tosquedad de tronco

que su cuerpo estático no muda,

ni del rictus perentorio

de su sonrisa de penumbras.



Posee ella la oscuridad

y la vileza.

Posee ella el rencor

y la tragedia.



Todo en ella se antoja

fatal remolino de caos y filos,

y si hubiere alguien en este mundo

capaz de amarla en su desatino,

a dos monstruos habríamos arrojar

a las funestas llamas, ¡o al abismo!>>



Tales versos leyó ella, al tiempo que su corazón estallaba, o fuera quizás la casa en llamas, con ella dentro y con aquel al que más amaba. El autor de aquellas palabras.